¿Por qué hay que depurar el agua del sistema de cale­fac­ción?

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La lluvia golpea las ventanas, la niebla cubre tejados, montañas y campos y el viento silba en las esquinas de la casa, ¿quién no prefiere quedarse en casa? ¡Justo para eso sirve nuestra cale­fac­ción! Pero hay algo que muchas personas no saben: el agua con la que se rellena la cale­fac­ción es un elemento funda­mental del sistema.
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La función del agua en la cale­fac­ción

El agua desem­peña un papel impor­tante en el sistema de cale­fac­ción, en el sentido más estricto de la palabra, porque trans­porta el calor a donde corres­ponde, es decir, al radiador o al suelo radiante. Durante el reco­rrido hasta allí, el agua entra en contacto con prác­ti­ca­mente todas las partes del sistema de cale­fac­ción: los acumu­la­dores, las bombas o las válvulas. Por eso, ya solo el llenado del circuito de cale­fac­ción es esen­cial para su correcto funcio­na­miento. Usar agua inade­cuada en los sistemas de cale­fac­ción puede provocar muchos problemas:

  • Depó­sito de cal o lodo
    La cal se depo­sita fácil­mente a altas tempe­ra­turas, como suele estar la cale­fac­ción. Las capas de cal que se generan difi­cultan la salida del calor. Para que la cale­fac­ción se mantenga caliente, debe calen­tarse más y nece­sita más energía. Una capa de cal de solo 1 mm de grosor aumenta en un 10 % en consumo ener­gé­tico. ¡Y eso cuesta dinero! Además, las partí­culas de cal disueltas en el agua pueden distri­buirse por toda la cale­fac­ción y, por ejemplo, obstruir las válvulas. Esto tiene un efecto secun­dario poco salu­dable, ya que los depó­sitos son el caldo de cultivo ideal para las bacte­rias.
  • Corro­sión de las tube­rías
    Las cale­fac­ciones modernas suelen contener metales como hierro, acero, aluminio o cobre. Dichos metales reac­cionan con el agua de la cale­fac­ción y se genera la corro­sión. La forma más cono­cida en la que se presenta la corro­sión es el óxido en el hierro. Además, el agua ácida, es decir, agua con pH infe­rior a 7 ataca a las partes metá­licas de la cale­fac­ción. Si el conte­nido en sal y la concen­tra­ción de oxígeno en el agua son dema­siado elevados, la cale­fac­ción se estro­peará con mayor rapidez. Además, las piezas metá­licas sueltas pueden acceder al sistema de cale­fac­ción y obstruirlo en forma de barro de corro­sión.
  • Aire en la cale­fac­ción
    Aunque los sistemas de cale­fac­ción sean sistemas cerrados, nunca son comple­ta­mente estancos. Puede entrar aire en el dispo­si­tivo al rellenar el sistema con agua, a través de juntas o piezas de cone­xión no estancas o a través de tube­rías de plás­tico no estancas de la cale­fac­ción radiante. La exce­siva presencia de aire en el sistema difi­culta la trans­fe­rencia de calor, ya que los cuerpos cale­fac­tantes no se calientan correc­ta­mente. Además, pueden resultar espe­cial­mente molestos debido a los ruidos que genera el aire (como goteo o borboteo).
Todas estas cosas pueden provocar moles­tias, costosas repa­ra­ciones o, en el peor de los casos, incluso el fallo total de la cale­fac­ción. ¿Qué se puede hacer al respecto? Muy sencillo: llenar la cale­fac­ción con agua de cale­fac­ción correc­ta­mente proce­sada desde el prin­cipio. Pero ¿cuál es exac­ta­mente el agua "adecuada" para la cale­fac­ción? ¿Cuáles son las ventajas de utili­zarla?

¿Cuál es el agua "adecuada" para tu cale­fac­ción?

Durante los últimos años, los sistemas de cale­fac­ción son técni­ca­mente cada vez más avan­zados, pero también más suscep­ti­bles a sufrir problemas. El agua y las sustan­cias que contiene adquieren una gran impor­tancia en este sentido. Se consi­deran esen­ciales factores como el grado de dureza (también deno­mi­nado nivel de cal) del agua, el pH y la concen­tra­ción de oxígeno y sales. Nunca se debe llenar un sistema de cale­fac­ción con agua potable normal. El agua depu­rada para la cale­fac­ción es baja en conte­nido salino y carece de cal. Esto permite reducir la cantidad de ingre­dientes que generan depó­sitos y corro­sión. Una ventaja para el medioam­biente: el agua de cale­fac­ción no precisa aditivos conta­mi­nantes. Además, en el trans­curso de pocas semanas, el pH del agua se regula de manera natural gracias al conte­nido correcto de sal y a la purga del sistema de cale­fac­ción.

Un consejo para ti:

Gracias al agua depu­rada...

  • tu cale­fac­ción puede funcionar de forma eficiente;
  • nece­sita menos energía;
  • se requieren menos repa­ra­ciones; y
  • los costes no aumentan.

Y algo que no hay que olvidar: siempre se está mejor calen­tito dentro, incluso cuando hace frío fuera.

¡Ningún problema con la cale­fac­ción ni con la garantía!

¿Sabías que famosos fabri­cantes de cale­fac­ción ya reclaman el cumpli­miento de deter­mi­nados valores estándar (p. ej., ÖNORM H5195-​1 en el caso de Austria o VDI 2035 en Alemania) en sus términos de garantía? Si se usa agua sin procesar en los sistemas de cale­fac­ción, la cober­tura de la garantía puede verse afec­tada. Usar agua correc­ta­mente proce­sada en los sistemas de cale­fac­ción es, sin duda, la deci­sión adecuada.

Si deseas saber si el agua de cale­fac­ción cumple con todos los requi­sitos, consulta a un profe­sional compe­tente de agua potable de BWT. Estará encan­tado de ayudarte.

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